“El éxito: aprender a ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo.” W. Churchill
La palabra esfuerzo la han suprimido hasta del discurso de Wiston Churchill del 13 mayo de 1940 cuando sustituyó a Chamberlain después de 8 meses de II Guerra Mundial.
El primer ministro ante un país asustado en su primer discurso pronunció “No tengo nada que ofrecer sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor.” (I have nothing to offer but blood, toil, tears and sweat.)
Es frecuente el uso (y desconozco dónde se produce la sibilina ruptura) del sangre, sudor y lagrimas, suprimiendo la palabra ESFUERZO. A mi cuanto menos me parece curioso y llamativo. El esfuerzo es inherente para alcanzar una meta que te propones, como persona, empresa y estado. Pero no está de moda.
La cultura del esfuerzo sólo trae beneficios para los países que la ponen en práctica como si de su ADN se tratase. Sirva como ejemplo algunos países vecinos como Alemania, otros más alejados como Japón o bien la misma USA que ante crisis muy importantes a lo largo de su historia son los primeros en recuperarse.
La solución se plantea a largo plazo. Un gran pacto de educación consensuado por todos los partidos políticos que base sus principios educativos en la cultura del esfuerzo, el trabajo bien hecho, en la dignidad de cada individuo y en el afán por formarse…, podría servir de mucha ayuda, pero para que esto llegue, primero deben ponerse de acuerdo en esos principios…
Sin embargo, aunque todo apunta al norte en la economía española, aún seguimos en niveles bajos de confianza empresarial; valor esencial para que la economía se dinamice, se invierta, se llegue a acuerdos entre empresas y en definitiva se pueda generar empleo y crecimiento económico.
Es necesario que exista confianza allá donde quieras invertir tu dinero.
Según los cálculos del gobierno, en línea con los principales organismos internacionales, (que son los que mandan), la economía española arroja previsiones de crecimiento del 2,9% para 2015, manteniendo esa misma previsión para 2016, y creciendo por encima del 3% los años 2017 y 2018.
El paro, mayor problema de la economía española, según la EPA del T1 de 2015 se ha reducido en 833.000 personas con respecto al mismo trimestre del año 2013 (dos años).
* Fuente INE
Es una buena noticia pero no suficiente. Ahora entramos en un año electoral un tanto especial con la irrupción de nuevos partidos políticos y eso seguro tendrá incidencia en la marcha de la economía en función de quién / quienes ganen las elecciones.
La confianza, es algo intangible y como tal está rodeada de muchos factores, que a menudo escapan al control de los gobiernos y empresas.
Me atrevo a resaltar algunos de esos factores:
- Transparencia en la gestión pública: Ausencia de corrupción. Administración eficiente. En España a pesar de la corrupción que ha rodeado y rodea la administración, parece que es un tema en el que ya andan unos y otros poniéndose de acuerdo para un “gran pacto contra la corrupción”. Veremos donde acaba.
- Seguridad jurídica: Lo acordado se cumple y en caso contrario se disponen de mecanismos jurídicos eficientes para la resolución de conflictos. En este punto España debe trabajar en la modernización de su sistema judicial, incorporando nuevas tecnologías que faciliten la labor de jueces, fiscales, etc que acorten los tiempos en la resolución de todos los conflictos.
- Estabilidad social y cultura del esfuerzo: El primero de alguna manera nos lo proporciona nuestra pertenencia a Europa, sin embargo la cultura del esfuerzo es, desde mi punto de vista, el factor más importante y diferencial para que un país, economía o familia recupere la confianza y prospere para salir de cualquier situación de crisis. Sin embargo aquí es donde encuentro el principal escollo para España. Su china en el zapato. Nos quejamos, pero tenemos los políticos que nos merecemos.
España debe trabajar en la línea de potenciar los factores que producen confianza en los inversores, atraerlos y que empleen a una gran parte de esos 5,4 millones de personas que desean trabajar. Debe ir formando a sus generaciones futuras en la cultura del esfuerzo, en la cultura de la motivación por aprender y superarse… de otra manera seguiremos sin rumbo claro.
Aún hay muchas cosas por hacer, lástima que estemos en año electoral…