Defraudolandia

FAJO

No pasa un solo día en el que no aparezca un nuevo caso de fraudes descubiertos y corrupciones investigadas…….es tan así que ya no nos escandalizamos con tanta facilidad. Para que levantemos la cara del plato y atendamos a la noticia del telediario de turno, la cifra debe superar los 100 millones o que el investigado tenga repercusión mediática y/o política, donde entra también la dosis de morbo y prensa rosa que le queramos dar en cada caso dependiendo del color político del “sujeto pasivo”.

Estos hechos se suelen aliñar con frases del tipo…..”a donde vamos a llegar”, “como pueden ser tan ladrones” o “si es que no te puedes fiar de nadie”. Nos escandalizamos de que uno tenga 20 millones en Suiza de “vender cuadros”,  de que el otro declare una herencia 25 años después de recibirla o de que algún adalid de la limpieza y transparencia fiscal aparezca investigado por no haber tributado correctamente sus ingresos………

Donde comienza nuestra hipocresía y hasta donde llega nuestro verdadero escándalo? Somos todos tan diferentes a esos “delincuentes apestados” o la única diferencia es la cantidad de ceros que tienen las cifras que manejamos unos y otros?

Por motivos de trabajo tengo bastante relación con algunas empresas del norte de Europa y me precio de tener buenos amigos en esos lares. Este motivo me permite comparar la cultura de ambas latitudes y a mi entender todo tiene que ver precisamente con esto……”la cultura de país”.

No digo ni mucho menos que todos seamos iguales y por fortuna esta situación se está revertiendo, pero poniendo un ejemplo, en España en una reunión de amigos, una persona puede hablar con libertad y casi con orgullo de haber pagado menos impuestos por no haber declarado tal cosa o de haberse ahorrado “una pasta” al haber reparado el coche o haber pagado la reforma de su casa sin factura………y además es fácil hacerlo ya que es norma habitual escuchar en casi todos los gremios la típica pregunta ¿Con o sin factura?. Es más, hay muchos ciudadanos que se rasgan las vestiduras al escuchar dichos escándalos y que juran y perjuran que ellos pagan sus impuestos “religiosamente” y de manera inconsciente aceptan la “rebaja del IVA” de manos del fontanero de turno o del pintor, contribuyendo al maremágnum defraudatorio en el que vivimos. Al grito de “no voy a ser yo el más tonto” le damos una vuelta más al guiso.

La diferencia de cultura con los países nórdicos es evidente, ya que un comentario de ese estilo entre amigos o familiares, te puede costar la relación…………..está muy pero que muy mal visto. Es evidente que allí también se defrauda (en todos los sitios cuecen habas), pero desde luego no es fácil ni popular. Si lo hace alguien es en secreto y conscientemente………

Por todo ello, les invito a la reflexión, y por favor, no se sientan aludidos ya que hablo en términos generales……….son ellos, los grandes defraudadores que copan las portadas últimamente, tan diferentes al españolito avispado medio? Que habría hecho ese “españolito medio” en el lugar de dichos “ex altos cargos” manejando los mismos millones?

Que conste que el objetivo de esta reflexión no es exculpar a nadie sino que añadamos más gente en la lista de delincuentes………..tenemos los políticos que nos merecemos?.

Desde mi punto de vista, el mayor problema está en la cultura frente al fisco que tenemos instaurada y que tardaremos en cambiar. Se necesitarán años o generaciones, pero estoy seguro de que entre todos lo lograremos……..muchas veces menos es más.

Ángel Oltra

Socio Director en CFG. Ángel es Licenciado en Económicas por la U.C.M. y M.B.A. por el Instituto de Empresa. Ha sido Director Adjunto del M.B.A. del I.E. impartiendo sesiones y conferencias. Ángel ha sido Director General de diversas empresas de hormigón y consejero delegado de un fondo de inversión. Es especialista en el sector inmobiliario e industrial y en procesos de fusiones, adquisiciones y valoraciones de empresas.

2 comments

  1. Alvaro MF Responder

    ¿Podemos los ciudadanos de países mediterráneos cumplir las leyes individualmente? La cuestión es si las creemos beneficiosas para el grupo o si “sólo” benefician a ciertos privilegiados a costa del resto. Yo sigo pensando que sí es posible y confiando en la buena voluntad de hacerlo siempre que el entorno (los que habitan en él) no abusen de la buena predisposición del individuo. Un ejemplo: la ley del tabaco: ¿quién pensó que los españoles seríamos tan obedientes para dejar de fumar en bares, restaurantes y discotecas? Lo somos porque encontramos beneficios para todos en grupo e individualmente.

  2. jesus moreno Responder

    Todos somos defraudadres, en lo que podemos, como bien dices
    O inó, de donde nace el 20% de economia sumergida

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